La Salvación es del Señor

Un poderosa razón (entre muchas) por la cual afirmamos que la salvación no se pierde, es que el que salva es Dios, no el hombre así mismo. Por tanto, si la salvación se perdiera, estaríamos afirmando que Dios es incapaz de llevar a cabo aquello que se propone, y al final, debido a su incapacidad de salvar, pierde a los que por un momento salvó.
 Lejos este de mí pensar que Dios es incapaz (simplemente no sería Dios) sería tanto como esto: Al atravesar una peligrosa avenida atropellaron a tu hijo de 4 años cuando tú lo llevabas de la mano, el culpable no es el niño, sino tú que no lo sujetaste bien.

De la misma manera podríamos afirmar que es un mal pastor, que por un tiempo guio, apacentó y pastoreo bien su rebaño, pero al final del día, varias ovejas desaparecieron.

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Juan 10:11 
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Juan 10:27-28 

Si el Buen Pastor perdiera alguna oveja, ya no sería buen sino mal pastor y esto sería un fracaso de Dios. Pero sabemos que no es así, pues tenemos un Dios Todopoderoso, Inmutable y Fiel… "La salvación es del Señor", y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. 1Ts 5:23-24 

Nota: El afirmar que somos salvos para siempre; eternamente (como lo dice aquel que no miente), no es motivo para pecar y vivir una vida descarriada y licenciosa, ¡en ninguna manera! El ser salvo siempre salvo, nos lleva a una vida de gratitud y entrega al Señor por apreciar y valorar esta gran salvación a estos grandes pecadores dignos del infierno pero salvos por Gracia.

También si un hijo verdadero de Dios es obstinado en el pecado, no se salvara del azote y disciplina de Dios así tenga que recurrir a llevárselo a su presencia, pero no dejara jamás de ser su hijo.

De los que me diste, no perdí ninguno. - Jesús de Nazaret

Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1:6 

Su hermano Serafín Romero.


Nota escrita el 11 Junio del 2014








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